Ya son cinco las personas vinculadas al homicidio del líder estudiantil Esteban Mosquera Iglesias, cuya investigación podría tener un desenlace sorprendente. El estudiante de música, un reconocido líder estudiantil que había sido promotor de las jornadas de paro en Popayán, fue asesinado el 23 de agosto tras ser atacado por dos sicarios en moto. El crimen generó indignación en el país.
El caso fue priorizado por el fiscal general, Francisco Barbosa Delgado, y hasta ahora han sido capturados los sicarios, los intermediarios y la Fiscalía trabaja en la identificación de los determinadores.
A finales de agosto fueron capturados Breiner Alexander Narváez Ruíz y Fernando Esteban Narváez, vinculados al homicidio.
Ellos aceptaron cargos y en interrogatorio con la Fiscalía entregaron detalles de las personas que los habían contratado lo que llevó a la detención de Edgar Alexander Mendez y Micheline Vásquez Murillo.
Según la investigación, los primeros capturados entregaron información de la forma como fueron capturados, del dinero que les ofrecieron, del supuesto móvil del crimen y de los seguimientos que se le hicieron a la víctima.
Breiner Alexander Narváez Ruíz dijo que un día antes del crimen llegaron a su casa en el sector de Junín Edgar Alexander Mendez y Micheline Vásquez Murillo y ofrecieron «cinco palos» para asesinar a una persona que “la familia lo está mandando matar para quedarse con la herencia”.
La Fiscalía trabaja en esa hipótesis y en la verificación de los celulares de los intermediarios para establecer con quien se venían comunicando, pues los sicarios señalaron que presenciaron una llamada en la que los intermediarios hablaron por celular con quien los contrató.
En esa primera reunión realizada en la mañana se definió el valor y las condiciones para perpetrar el homicidio.
Según la investigación y la declaración de uno de los capturados, ese domingo en la noche se vuelven a encontrar con los intermediarios en unas canchas de fútbol y les entregaron un revólver para cometer el homicidio y acordaron que Micheline Vásquez Murillo haría los seguimientos al día siguiente sobre los movimientos de la victima.
En un carro blanco los cuatro se movilizaron al centro de Popayán y pasan por el frente de la casa de la víctima. Al día siguiente, señaló la Fiscalía, la mujer llegó temprano a los alrededores de la casa de la víctima y empieza a seguir al estudiante cuando salió de la vivienda. «Ella sabía que el joven salía en la mañana a comprar el pan y a través de una llamada le avisa a Breiner (quien disparó) para iniciar el seguimiento», dijo una de las investigadoras del caso.
El hombre que disparó señaló que la mujer por teléfono les entregó la descripción de la víctima, la ropa que vestía, que iba con una mascota, llevaba la correa en la mano y les iba describiendo por donde iba caminando.
Durante el transcurso del día y en medio de los seguimientos, señaló la Fiscalía, la mujer se puso un saco y luego lo cambió, lo mismo con una gorra que tenía al parecer para evitar ser detectada por su víctima.
El joven entró a un banco y en las cámaras de seguridad se observa a la mujer sentada en un parque frente al lugar hablando por celular.
Cuando el joven empieza a regresar a su casa, dijo el sicario, la mujer dio luz verde para actuar y los sicarios se desplazaron para asesinar al estudiante.
El ente acusador señaló que el sicario le disparó primero en el pecho a la víctima y mientras el joven intentaba escapar pidiendo ayuda le volvió a disparar.
Según la declaración del sicario, minutos después de asesinar al estudiante llamó a Micheline Vásquez Murillo y le reportó que ya había cumplido con el contrato.
La misma noche del crimen indicó el testigo se vuelven a reunir y les entregan un millón y medio de pesos y frente a ellos los intermediarios llaman a una persona y le dicen que «la vuelta ya está echa» y que al día siguiente se veían para recoger el resto del dinero.
La Fiscalía señaló que efectivamente al día siguiente los intermediarios vuelven a la casa de Breiner en Junín y le entregan tres millones y medio. Ella se quedó con un millón de pesos como comisión por el crimen.
En su declaración el confeso sicario entregó detalles de la forma como estaba vestida la capturada el día del crimen durante los seguimientos realizados y que coinciden con lo que se observa en las 57 cámaras de seguridad de la zona. Igualmente entregó su celular desde el que sostuvo comunicación permanente con ella.
A los intermediarios la Fiscalía les imputó los cargos de homicidio agravado y porte ilegal de armas de fuego. Los capturados no aceptaron los cargos imputados.