Los mercados campesinos son la oportunidad perfecta para que productores y transformadores obtengan mejores ganancias sin necesidad de intermediarios.

“Lo que yo más quisiera es que el Putumayo conociera la historia de cada producto amazónico, los beneficios, la diferencia de sabores y colores, que pudieran sentir con amor regionalista los regalos de esta tierra”. Esa es una de las metas más grandes que Pedro Cubillos tiene para “Frutiamazonicos”, una empresa con más de 14 años de experiencia y 8 de consolidada legalmente, justo cumplió años mientras mostraba a la comunidad Villagarzonense el Sacha Inchi hecho galletas, junto con sus otros productos, en el mercado campesino de Villagarzón el 12 de junio de 2021.

En las zonas más alejadas del país, donde el ruido de las grandes ciudades casi no se siente, los domingos han sido un día clave, el de más movimiento, el que reúne a comerciantes, vendedores, adultos mayores y niños. También es el día que cultivadores atraviesan las ya conocidas carreteras sin asfaltar y las montañas sin explorar, los lugares donde el estado y la paz con esfuerzo intentan llegar.

Unos van a pie con costal al hombro, otro se transportan a caballo, camioneta o moto, sin importar ni el sol ni la lluvia y mucho menos las cortas horas de sueño. “A veces son dos horas, a veces cuatro, pero vale la pena el hacer presencia. A donde nos han invitado, hemos llegado, hemos participado de unos tres mercados campesinos en Mocoa, Puerto Asís, ojalá hicieran más”, esas son las palabras de Claudia Moro, una de las mujeres transformadoras de Asochon, la Asociación de Productores y Transformadores de Chontaduro.
La exótica fruta que da la tierra al sur del país, solo se ve al inicio de año, pero gracias al trabajo de los cultivadores y procesadores se puede consumir el resto del año en diferentes presentaciones. “Somos las esposas, hermanas, madres de los cultivadores, hacemos un trabajo en equipo, nuestro sueño es poder comprar todo el chontaduro que da Villagarzón, para que los productores no tengan que tratar con intermediarios.

El chontaduro solo lo podemos cosechar los primeros meses del año, pero con nuestra harina, conservas, galletas y demás, pueden disfrutarlo como recién cortado del racimo.”
Además del amor por el territorio, Pedro quien es putumayense por adopción y Claudia por nacimiento, encontraron que el Sacha Inchi y el Chontaduro, más que un producto es un estilo de vida y una oportunidad de un futuro mejor para la región. Saben que cultivando hacen realidad el derecho a la alimentación, establecido como un pilar en los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial – PDET.
Los mercados campesinos han sido un esfuerzo interinstitucional que ha abierto puertas para dar conocer el producto directamente al consumidor y para ofrecer un servicio personalizado que incluye en ocasiones hasta el relato de una historia: “Mis primeros clientes fueron mis amigos, además de las redes sociales y el voz a voz, estos mercados nos ayudan a darle una experiencia diferente a la gente, mientras ellos se enteran del proceso, nosotros les brindamos un precio justo. Así ganamos ambos”, dice don Pedro Cubillos.

Claudia considera, que las mujeres rurales se han unido a la transformación del campo con su empoderamiento a través de su trabajo y sus productos, sus limitaciones a las tareas del hogar han terminado y ahora hacen parte esencial de la cadena productiva. “Empoderarnos, emprender, tener tantas recetas, ha sido de las mejores cosas que hemos podido hacer, es difícil hacerse conocer, pero sabemos que podemos cumplir los sueños que tenemos con Asochon”
El liderazgo de estos dos emprendedores ha llevado a que quienes trabajan el campo hoy se sientan orgullosos de dar a conocer su labor a través de los mercados campesinos. Los retos no se han terminado de cumplir, ahora están con el firme propósito de posicionar la marca por medio de las redes sociales. Con seguridad en futuro muy cercano la tendencia será: #ElRicoChontaduro y #AComerSachaInchi.