Cada 22 de abril, el mundo se une para celebrar el Día de la Tierra, una fecha que nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con el planeta y a actuar con urgencia frente a los desafíos ambientales que enfrentamos.

Este año, bajo el lema “Nuestra Energía. Nuestro Planeta”, el llamado es claro: debemos transformar la forma en la que generamos y usamos la energía para proteger la Tierra, combatir el cambio climático y construir un futuro sostenible.

La transición energética: un compromiso de todos

El cambio climático es una realidad que exige acción inmediata. Para lograr una economía baja en carbono, es fundamental acelerar la transición hacia energías limpias como la solar, la eólica y la hidroeléctrica. Pero esta transición no es posible sin los minerales que la hacen viable.

El cobre: corazón de un futuro más limpio

Entre esos minerales estratégicos, el cobre ocupa un lugar esencial. Su alta conductividad lo convierte en un componente indispensable para:
• Paneles solares y turbinas eólicas
• Autos eléctricos
• Redes inteligentes de energía
• Electromedicina y dispositivos de salud
• Infraestructura de telecomunicaciones

Desde los territorios donde se realiza la exploración responsable de este recurso hasta los hogares que lo utilizan sin saberlo, el cobre conduce mucho más que energía: impulsa progreso, conecta comunidades y protege el planeta.

Un compromiso compartido

Celebrar el Día de la Tierra no es solo una conmemoración, es una oportunidad para reforzar nuestro compromiso con la sostenibilidad, desde el ámbito individual hasta el empresarial. Apostar por las energías limpias y por una minería responsable es construir un camino de desarrollo que respeta los ecosistemas, genera conocimiento, oportunidades económicas y bienestar social.

Hoy más que nunca, cuidar la Tierra es impulsar el cambio, y el cobre es parte de la solución.