Este es el calvario que desde el sábado pasado viven miles de conductores, entre vehículos particulares, y de transporte público y de carga, por este corredor habilitado desde que cayó un puente vehicular en la Panamericana.
El trayecto, que anteriormente no demoraba más de una hora, se convirtió en un recorrido que implica gastar más de la mitad de un día, generando millonarias pérdidas para el sector transportador, tanto de pasajeros como el de mercancías.
Pero no por la distancia a cubrir, sino porque es mayor la espera en filas de vehículos, cuyos conductores sienten como eternas, que el avance en el corredor alterno para movilizarse desde Nariño al interior del país, pasando por Cauca y Valle del Cauca.
El problema con la vía alterna es que es muy estrecha y conductores se quejan de que se encuentra en mal estado.
Es un paso estratégico, pues productos comerciales que entran a Colombia desde Ecuador hacia el interior del país debían tomar la vía Panamericana, columna vertebral en el suroccidente del territorio nacional, la cual está fracturada a la altura del kilómetro 41 más 500 metros por causa del deslizamiento.
La vía alterna habilitada es la de Pasto-Buesaco-La Unión-Mercaderes-Mojarras, con paso restringido.
Es tal la situación que la Gobernación del Nariño informó horarios para transitar por esta carretera opcional que en el pasado era un trayecto obligado, antes de que lo fuera la Panamericana.
Ante la situación hay recorridos cada tres días, siendo un panorama caótico, pues por este corredor transitan entre 200.000 y 400.000 vehículos.
Es así que quienes salgan de Mojarras, pasando por Mercaderes en Cauca, luego La Unión, Buesaco hasta llegar a Pasto se deberán movilizar lunes, miércoles y viernes.