Con cinco heridas de perdigones de escopeta, dos de ellas en su cráneo, otras dos en el ala derecha y una más en el muslo, fue rescatada un águila real de montaña atacada por cazadores que la persiguieron para quitarle la vida.
Esta águila macho, de 70 centímetros de largo y unos 1.600 gramos de peso, fue encontrada por un campesino del corregimiento La Marina, municipio de Chaparral, sur del Tolima quien, conmovido, dio aviso a expertos en el manejo de esa especie de la Corporación Autónoma Regional del Tolima, Cortolima, que la rescataron para ponerla a salvo.
Cristian Castro Morales, biólogo de Cortolima, considera que se trata de una especie de suma importancia pues corresponde a una de las aves más amenazadas de Colombia de las cuales solo quedan unas 1.000, y la pérdida de una de ellas es muy dolorosa.
“Su importancia es enorme ya que los machos de esta especie son escasos en la naturaleza”, afirmó el biólogo y agregó que fue hallada en un cultivo de caña dando saltos para tomar vuelo “pero en ese estado era imposible que lo lograra”.
El águila real de montaña fue trasladada a Ibagué en un guacal tras una tarea dispendiosa de biólogos y veterinarios que la sometieron a valoración pero lo que sorprende es su fortaleza pues estaba activo y recibió alimento sin complicaciones.
“Manifestaba dolor, pero la valoración del plumaje y revisión de su condición corporal arrojó un examen físico positivo”, dijo el biólogo, quien lo describió como un animal fuerte que ha logrado sobreponerse a este cruel ataque.
El águila fue remitida al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre (CAV) de Cortolima, donde recibe atención para su recuperación y liberación que es crucial por tratarse de una especie escasa de alta importancia.
Tolima tiene presencia del águila real principalmente en los municipios de Chaparral, San Antonio y Roncesvalles, donde muchos habitantes la ven como un activo ambiental pero otros optan por cazarla y matarla.
El año pasado fue reubicado un individuo de esta especie en la Fundación Águila de Los Andes, en Pereira, dado que perdió la vista al ser atacado por desconocidos que le dispararon. Hoy hace parte de un proyecto de conservación.